-Taehyung fue amado por muchos,- hizo una pausa para limpiarse la cara. -Abandonado por otros, humillado por muchos y ayudado por pocos. Fue la mejor persona que pudo haber llegado a mi vida, llegó de manera inesperada, y así mismo se fue. Por más de cuatro años alegró mi existencia con sus hermosos ojos verdes y aquella risa melodiosa.- Continuó leyendo lo que había podido escribir. -Pero ahora que sé que nunca más volverá, aquellos cuatro años se reducen a unos segundos que atesoraré toda mi vida, y digo que se convierten en segundos porque el vivir sin su presencia será una eternidad.- Miró hacia el ataúd que comenzaba a ser bajado hacia el agujero y dobló el papel que tenía en la mano. -Tete espero que donde sea que estés recuerdes a quienes te amamos, me recuerdes, y que estés tranquilo y sin esas terribles voces en tu cabeza, amor. Sólo tú sabes porqué hiciste lo que hiciste, pero algún día todos quisiéramos saberlo también.- Su voz volvió a quebrarse. -Te amo.- Y el rubio rompió a llorar.

Se acercó al agujero y arrojó una rosa sobre el féretro, susurrando un "adiós, mi vida, te amo" y acto seguido volvió a sentarse, abrazando sus rodillas contra su pecho y llorando.

Taehyung lo observaba desde lejos, sabiendo que no era visible para los que estaban allí, y aprovechándose de la situación, caminó hacia su novio y lo abrazó, acto que el rubio pareció no sentir.

El chico entendió que pudo haber sanado su dolor, pero con su partida, dejó a Jungkook con un dolor más grande.

-Te amo, koo, pero si no lo hacía ellas nunca me iban a dejar en paz.-